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En la próxima década el mix energético en todo el mundo va a vivir una transformación que ya se ha iniciado con el avance de la electricidad generada a través de fuentes descentralizadas. El desarrollo de las tecnologías de ahorro y eficiencia energética, las redes y los contadores inteligentes, el almacenamiento de energía y la mayor competitividad de la solar fotovoltaica como sistema de generación en el propio centro de consumo van a ser los instrumentos que aceleren la transición hacia otro modelo energético en el que la oferta deberá seguir a la demanda.

El liderazgo energético va a pasar de las grandes inversiones en generación a la innovación energética en ahorro y eficiencia. En la “Estrategia Europa 2020” que la Unión Europea aprobó en 2010 estableció que el liderazgo energético europeo debería incluir dos proyectos:

  1. El almacenamiento eléctrico, en todos los niveles de tensión, para una masiva incorporación de sistemas eléctricos renovables, tanto para pequeños dispositivos descentralizados como grandes.
  2. Proveer a las ciudades y áreas urbanas con soluciones para permitir ahorrar energía aunando lo mejor de las energías renovables, la eficiencia energética y las redes inteligentes para desarrollar nuevos modelos de negocio integrando la planificación, los enfoques de los distintos agentes y a los consumidores.

El modelo convencional y centralizado consistente en seguir aumentando la oferta con grandes inversiones en centrales nucleares o infraestructuras de gas está en crisis. El modelo nuclear que acaba de proponer el Reino Unido descansa en una subvención tarifaria, garantizada durante treintaicinco años, que casi triplica el precio medio actual de la electricidad en Europa, con una tecnología todavía inédita y no fiable. El déficit creciente que se está generando en la tarifa del gas debido a la sobrecapacidad de nuestras infraestructuras gasistas es otro ejemplo que pone de relieve que el modelo de negocio tradicional basado en la oferta está agotado. Si a eso añadimos que son tecnologías de riesgo y que los costes de seguridad y de responsabilidad civil se consideran una servidumbre incalculable de la que ha de hacerse cargo toda la sociedad, se trata de un modelo inasumible económica y socialmente.

El futuro liderazgo energético dependerá del impulso que se dé al desarrollo de un mix cada vez más descentralizado en el que la oferta se adapte a la demanda y a un nuevo modelo de negocio energético basado en el ahorro y la eficiencia energética y no en la mayor facturación al cliente final. La Directiva de eficiencia energética 2012/27/UE define las dos principales características del nuevo modelo:

  1. El reconocimiento del consumidor final como centro y parte activa del sistema energético. El consumidor pasa a ser también generador de su propia energía y participa activamente en la gestión de la demanda a través del contador inteligente y del autoconsumo.
  2. Un nuevo concepto de edificio y de ciudad en el que la eficiencia energética es considerada un factor de innovación tecnológica y de creación de valor añadido al parque de edificios existente. De ahí la apuesta decidida por la rehabilitación y la obligación que se establece para que todos los Estados miembros elaboren una estrategia nacional de rehabilitación de todo el parque de edificios, tanto públicos como privados, para abril de 2014.

Los países que antes avancen en este nuevo liderazgo energético liderarán también el mundo y los países más eficientes energéticamente serán también los países más fuertes.

FUENTE: La Oficina de Javier García Breva

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