AEDIVE sitúa a los ciudadanos y no a los automóviles en el centro de los servicios de movilidad y ese es su principal compromiso
El plan de impulso al sector del automóvil ha de estar vinculado al desarrollo de la industria nacional, a la innovación y la descarbonización del transporte y exige, por tanto, una evolución hacia la movilidad eléctrica mediante el impulso al vehículo eléctrico, compartido, conectado y autónomo. La fabricación de vehículos eléctricos en plantas españolas y de baterías e infraestructuras de recarga marcará el futuro de la movilidad y de la industria, señala Arturo Pérez de Lucia, director general de AEDIVE.
Para AEDIVE, la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica,que está colaborando con el Gobierno en la “Estrategia de movilidad Segura, Sostenible y Conectada” para que la transformación del parque automovilístico se oriente hacia la reducción de emisiones, en coherencia con el PNIEC y el proyecto de ley de cambio climático y transición energética la crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto la importancia de la movilidad en nuestras vidas y la relevancia que va a tener en la recuperación de la economía española a través del impulso a la industria de la automoción tan castigada durante el confinamiento.
Según AEDIVE, el objetivo del plan del Gobierno de proponer que fabricantes de vehículos y de componentes se comprometan a que en las plantas nacionales se fabriquen 800.000 vehículos eléctricos e híbridos enchufables para 2030 debe ir acompañado de una estrategia de impulso a las infraestructuras de recarga y la carga inteligente de vehículos eléctricos en los edificios, hogares y aparcamientos, porque es la medida que elevará su demanda y los objetivos de descarbonización del transporte.
La industria española debe acompañar el impulso al vehículo eléctrico con el desarrollo de la fabricación nacional de baterías y de la instalación de puntos de recarga en edificios, viviendas y aparcamientos como parte también del nuevo diseño de la movilidad en las ciudades como consecuencia del coronavirus.
Por otra parte, AEDIVE señala que con una cuota del 21% de las ventas en 2030, el VE en España ahorraría más de 700 millones de euros al año en costes derivados de la contaminación del aire provocada por el transporte por carretera.
La cadena de valor del vehículo eléctrico es uno de los principales instrumentos para una industria competitiva y una movilidad sostenible y facilita que el plan del Gobierno se alinee con los objetivos del Acuerdo de París y la lucha contra el cambio climático.
Arturo Pérez de Lucia ha puntualizado que “la relevancia del vehículo eléctrico en la industrialización de la economía española radica en que genera nuevos modelos de negocio vinculados a nuevas industrias relacionadas con el desarrollo de las energías renovables, la eficiencia energética, el almacenamiento, el autoconsumo, la generación distribuida y las infraestructuras de recarga. El plan del Gobierno propone acciones en el marco de la formación y nuevas cualificaciones profesionales que deberán incluir estos ámbitos que influirán de forma determinante en la competitividad de la industria del automóvil”.
Finalmente, AEDIVE sitúa a los ciudadanos y no a los automóviles en el centro de los servicios de movilidad y ese es su principal compromiso.