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1.  ¿Por qué hay que creer ahora que el precio mayorista de la electricidad (POOL) va a subir menos que el de las subastas de la tarifa de último recurso (CESUR)?

No hay respuesta sino manipulación del lenguaje cuando se habla de ahorro de un 3% de la luz o de ayudar a las familias con hijos cuando, en realidad, el oscurantismo sobre lo que costará la luz en abril es total. La reforma eléctrica ha entrado en una fase de confusión pues a cada paso que se da aparece un nuevo problema. El único objetivo era asegurar los ingresos del sistema eléctrico y las mil páginas de la reforma se centraron en eliminar la retribución a las renovables, penalizar el autoconsumo y el ahorro energético, impedir una mayor competencia y garantizar la subida automática de los peajes cobrando más por la potencia contratada que por el consumo de energía.

No se ha modificado el modelo eléctrico vigente desde décadas. Por eso no se planteó la supresión de las subastas CESUR que fijaban el precio de la luz, porque el diagnóstico de la reforma se limitaba a constatar que la mayor presencia de renovables en el sistema hundía los precios en el mercado mayorista, como ocurrió en los primeros meses de 2013 y ahora en 2014. Este hecho, unido al permanente descenso de la demanda eléctrica, redujo los ingresos del sistema incrementándose el déficit de tarifa. Cuando el Gobierno, que se comprometió a asumir en los presupuestos del Estado 3.600M€ del déficit de 2013, incumple su compromiso, deja su reforma en papel mojado. La reacción es inmediata y el precio mayorista del pool sube hasta un 70% antes de la subasta de la CESUR del 19 de diciembre que lo eleva un 30% más. Una semana después el precio mayorista volvió a bajar de 90 a 9 €MWh.

Al día siguiente de aprobarse la Ley 24/2013 del sector eléctrico, el Gobierno suspende la subasta, habla de manipulación del mercado y ordena una investigación. La extinta CNE en catorce informes anteriores ya advirtió del carácter inflacionista de las subastas y de las anomalías del mercado mayorista, pero todos los gobiernos prefirieron mirar para otro lado y ningún regulador ha querido reconocer todavía que las subastas simplemente legitiman de manera especulativa el precio del pool y éste se determina exclusivamente (i) por un método de conformación de precios de la electricidad referenciado al precio de las energías más caras, el gas y el carbón, que beneficia a las centrales amortizadas, y (ii) por una falta de competencia que impide la transparencia sobre los costes reales del sistema.

Lo más grave es que cuando el Gobierno suspende las subastas CESUR reconoce que los consumidores han pagado un sobreprecio en el recibo de la luz de 1.200 M€ desde 2010. ¿Por qué no se reintegra a los consumidores lo que han pagado de más? ¿Por qué nadie se ha responsabilizado de esta injusticia? ¿Por qué la reforma no contiene ninguna propuesta para reparar la falta de equidad del sistema eléctrico? Porque las circunstancia atípicas, en realidad, han sido siempre el funcionamiento normal de un mercado sin competencia. La supresión de las subastas es una medida inútil si no se reforma por completo el método de conformación de precios del mercado mayorista; de lo contrario, como establece la Ley 24/2013, la luz seguirá subiendo para los consumidores.

2.   ¿Por qué conociendo las anomalías del mercado eléctrico las medidas que se toman solo afectan a las renovables y a los consumidores?

El fracaso de la reforma eléctrica es la consecuencia de un error de diagnóstico que se manifiesta en la subasta de la CESUR y que pone en evidencia que el Gobierno había olvidado el problema de fondo: el método de conformación del precio de la luz. Todo el discurso en contra de las renovables, del autoconsumo y de la generación descentralizada es una cortina de humo para no analizar un hecho objetivo: que una mayor presencia de renovables en el sistema rebaja el precio mayorista de la electricidad y que una mayor cuota de gas y carbón lo encarecen. Las renovables bajan el precio del pool y sin renovables el precio de la energía sube.

Los informes de la Comisión y del Parlamento europeos y los que la CNE y CNC realizaron sobre la reforma eléctrica han resaltado el hecho de que las renovables reducen el precio mayorista de la energía y ahorran costes al sistema. Cualquier reforma eléctrica debería partir de esta realidad y trasladar al consumidor esta reducción en sus costes energéticos. En enero el precio del pool fue un 50% menor que el que tuvo en diciembre, pero será éste último el que se facture al consumidor que va a pagar un precio por encima de mercado.

Las medidas adoptadas en 2014 van en contra de una reducción de los precios del pool:

El nuevo marco retributivo de las renovables establece el record de 1.400 estándares de instalaciones tipo diferentes y deja buena parte de la potencia renovable existente en la ruina y al borde de la paralización con un grado de discriminación, arbitrariedad y retroactividad al margen de cualquier principio de seguridad jurídica y de las directivas europeas de energía. Mientras los litigios contra el Estado se multiplican, la conclusión es que la producción renovable se irá reduciendo en la misma medida que crecerá el precio mayorista.

En pocos meses lo que se paga en el recibo de la luz por la potencia contratada se ha incrementado un 100% y la tendencia es que el peso de la parte fija alcance el 70% del recibo y la parte que mide el consumo sólo represente el 30%. La consecuencia es hacer inviable cualquier esfuerzo en ahorro energético o rehabilitación energética para favorecer la mayor facturación del sistema eléctrico, incentivar el consumo de energía y las importaciones de gas y carbón, que son precisamente las fuentes que fijan el precio mayorista. La política tarifaria elevará los costes energéticos en todos los sectores de la economía española y aumentará la dependencia energética.

Al consumidor se le confunde aún más con otro record de facturación horaria de 1.440 precios horarios de mercado al bimestre que no conocerá hasta que vea el recibo de la luz. La manipulación del mercado que denunció el Ministro en diciembre es ahora el mecanismo que ahorrará un 3% a los consumidores. Toda una suposición indemostrable para no explicar de qué manera se protegerá al consumidor de la volatilidad de los precios del pool, de la complejidad del recibo de la luz y del incumplimiento de la Ley 24/2013 del sector eléctrico.

La sensación de caos es completa cuando las propias eléctricas reconocen no estar preparadas para un modelo de facturación tan complejo y cuando se sabe que tampoco los contadores están preparados para este cambio ni existe voluntad de transponer el artículo 9 de la Directiva 2012/27/UE de eficiencia energética que daría al consumidor el control sobre su contador y su demanda. ¿Por qué no se ordena un plan de contadores de acuerdo con la directiva de eficiencia energética? La única manera de reducir los precios de la energía pasa por hacer al consumidor dueño de su contador. De lo contrario, el castigo a las renovables y la eficiencia energética se convierte en un castigo a los consumidores y a la economía del país.

3.   Sólo la competencia y la eficiencia energética reducirán los costes energéticos

Después de dos años de reforma la regulación eléctrica sigue dando palos de ciego. Dejarlo todo pendiente del mercado mayorista, tal y como está diseñado, acabará con la confianza de los consumidores. El sistema eléctrico sigue determinado (i) por la oferta de generación como prioridad, dejando al margen la dependencia energética, la gestión de la demanda y el interés del consumidor, (ii) por un precio alto del pool eléctrico basado en las importaciones de hidrocarburos que determinan los precios y (iii) un mercado de consumidores cautivos. Los impactos estructurales de la crisis, como la subida de precios de los hidrocarburos, la falta de liquidez bancaria o la baja demanda eléctrica, que están detrás del déficit tarifario, no se abordan en la reforma y solo se podrán afrontar con soluciones estructurales.

Reducir el déficit tarifario aumentando la dependencia y la intensidad energéticas y aplicando subidas automáticas de peajes que incentivan el consumo y penalizan la eficiencia energética lleva a una conclusión irracional: que el consumidor va a pagar más por consumir menos. La CNMC ya ha advertido que el déficit de tarifa seguirá creciendo y ha anunciado un nuevo déficit en la tarifa del gas de 1.200 M€ que este mismo año puede duplicarse y que se pretende solucionar consumiendo más gas. El error es persistir en un modelo energético basado en el mayor consumo cuando la salida de la crisis exige un nuevo modelo de negocio energético que priorice el ahorro de energía.

La falta de transparencia del sistema eléctrico y la no internalización de los costes reales de cada una de las fuentes de energía constituyen la causa principal de la crisis eléctrica. La mayor discriminación hacia las renovables es que mientras sus costes y retribuciones se conocen y publican con toda exactitud, los costes y retribuciones del resto de fuentes energéticas se ocultan. Es la causa que obra el milagro de convertir lo caro en barato y lo barato en caro en los foros de energía. Eso solo es posible por la concentración del mercado en un reducido oligopolio. La falta de competencia es lo que determina los precios altos de la energía y la imposibilidad de que los consumidores puedan reducir sus costes energéticos mediante el acceso a la eficiencia energética, al autoconsumo o a la tarifa más barata.

Abrir la competencia es la condición de éxito para cualquier reforma del modelo energético y bajar los precios de la energía. Para ello deberían tenerse en cuenta nuevos criterios como una auditoría de costes del sistema eléctrico que contemple la internalización de los costes de cada fuente de energía, el desarrollo de la generación descentralizada con mayor uso de las energías renovables, y la eficiencia energética como política prioritaria que sitúe al consumidor en el centro del sistema a través del control de su contador y su derecho a elegir la energía que desee. Finalmente, un regulador independiente y el cumplimiento de las directivas europeas de energía para desagregar verticalmente las compañías eléctricas y eliminar las barreras que impiden el desarrollo de las renovables y la eficiencia energética.

Javier García Breva

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